El equilibrio es uno de los preceptos fundamentales en la idea de juego que tiene el técnico de San Martín de Tucumán Diego Flores. Lograr la misma cantidad de hombres para atacar y para defender (cinco para cada aspecto) resulta primordial para el DT. Una idea que con el cambio de esquema (pasó del 4-3-3 en los primeros cuatro partidos al 5-2-3) parece haber comenzado a rendir los frutos. Tal es así que mañana repetiría la fórmula frente a Estudiantes de Buenos Aires, en un duelo clave para seguir prendido a los puestos de arriba.
Uno de los autores intelectuales en el cambio que exhibió el equipo fue Diego Mastrángelo, quien no había sido convocado en los dos primeros partidos. Es más, tuvo su presentación frente a Ferro y sumó 51 minutos contra San Miguel.
Si bien en el primer partido ingresó como lateral izquierdo (frente al “trueno verde” Flores mantuvo la línea de cuatro), empezó a desempeñarse como stopper izquierdo y mostró cualidades para la salida limpia con pases filtrados para intentar romper las líneas de mediocampistas rivales.
Sin embargo, la importancia de la inclusión de Mastrángelo tiene una gran repercusión en el ataque “santo”. Claro, al añadir un defensor más a la zona izquierda, Nahuel Banegas se convirtió en lateral-volante, por lo que el equipo puede exprimir al máximo su potencial ofensivo (acumula un gol y dos asistencias en el torneo).
La mayor exposición de esto se dio en el duelo contra Quilmes, en el que el ex Central Córdoba fue el que más intentó de cara al arco e, incluso, tuvo dos devoluciones de los parantes, que le impidieron el gol.
Con zancadas y la gran corpulencia, Banegas se convierte en un lateral que intenta centralizar su juego para estar cerca del arco, pero el aspecto defensivo no queda descompensado en cada una de sus subidas.
Si se toma en cuenta la última formación, la defensa estuvo integrada por Juan Orellana, Agustín Dattola, Mastrángelo, Gonzalo Bettini/Banegas (dependiendo del sector por el que ataque el rival) y Gustavo Abregú, que se acoplaría a este rol desde el medio campo.
“Después del segundo gol lo frenamos un poco más a Nahuel. Tenemos esa versatilidad de entender cuando mutar de una forma a otra dependiendo del momento del partido. Lo importante es el principio de equilibrio y que no regalemos muchos los espacios”, dijo el DT en relación a esta cualidad de juego.
El último partido contra Talleres de Remedios de Escaladas, San Martín mostró algunos avances con respecto a esta idea. Pero el resultado no debe confundir. Le costó contener los ataques del “tallarín” que, por momentos, lograron desarticular al medio campo compuesto por Pablo Hernández y Abregú.
Aquí yace el punto más flojo de las últimas presentaciones en el que el “santo” se mostró como un equipo partido a la mitad, como si solamente tuviera dos facetas (ofensiva y defensiva) sin ese balance que le dé fluidez de juego. En términos humanos, sin una columna vertebral que dé consistencia.
Esto provoca que el equipo muchas veces depende a placer de una que otra pincelada individual de quien toma la iniciativa de atacar; situación que hizo que en varios partidos escaseen las conexiones con Junior Arias, quien debía retrasar demasiado su posición en el campo para poder tener contacto con la pelota; en un sector lejano al arco rival.
En las derrotas y en el empate contra el “cervecero”, San Martín demoró como mínimo 25’ para generar peligro de cara al arco rival; racha que se rompió con el gol de Juan Cuevas en el último partido.
“A veces queremos ir ganando a los 10 minutos y no siempre se puede. Obviamente que queremos ir 3-0 al inicio del partido, pero los rivales también nos analizan y nos esperan”, aseguró el ex Everton de Chile.
Otro aspecto donde el equilibrio termina por desglosarse es a la hora de la presión. A diferencia de otros equipos, San Martín todavía no terminó de pulir está herramienta de manera colectiva. Es más, en varias ocasiones terminó siendo una tarea que solamente el centrodelantero cumplió por momentos, sin ser un verdadero escollo para las defensas rivales.
Con todos estos antecedentes, el duelo contra el “pincha” de Caseros supondrá un verdadero reto a superar para “Traductor”.
A priori, se trata de un rival ágil que, con poca cantidad de pases, intentará romper con el equilibrio del “santo”. Incluso, los protagonistas avizoran un duelo en el que deberán mover la pelota para poder encontrar los espacios.
“Sabemos que acá en La Ciudadela los equipos se meten un poco atrás pero tenemos que tener paciencia”, advirtió Cuevas sobre el panorama que se imagina mañana contra los dirigidos por Walter Otta.
Lo cierto es que si San Martín encuentra el equilibrio en cada sector de la cancha y repite el ímpetu mostrado en Remedios de Escalada, estará más cerca de volver a sumar de a tres.
Eso es algo que necesita para obtener, de una vez por todas, el título de equipo.